Purim en la ciudad
esta vez una fiesta
que no olvida a rehenes
ni a soldados que como gotas caen
para que se pueda festejar sin renuncia
un evento debido y ritual.
Pidamos al enemigo que por unas horas deje
por televisión mirar desde la oscuridad
los disfraces y el júbilo.
Seguro que a esto no se va a oponer.
Habrá muñecos gigantes
con rostros impresos de los vivos y de los muertos
a los que con hilos municipales
los van a hacer andar.
“Ya viene el cortejo, ya se oyen los claros clarines…
de la marcha triunfal”
absoluta y final.